¡Cómo me gustan las mujeres! Si por mi fuera, tendría una mujer conmigo todo el día. Bueno, mi novia sirve como ejemplo, así que no me puedo quejar: es buen compañera, me trata bien, pero a veces me pega un poco (no, no me gusta que me peguen, pero las mujeres son así).
Tanto pero tanto me gustan, que me gustaría tenerlas en todos los ambientes de mi casa. Pero antes de que aparezca mi amada Lucila a pegarme por celos, quiero aclarar que las mujeres que quiero no son de las convencionales.
Lucila, no te puedes quejar, porque las mujeres que yo deseo no te pueden hacer competencia. Pueden hacer algo mejor, algo que tú no puedes lograr. ¿Qué? Una tarea simple pero eficiente: tener una puerta para que la corriente de viento no la reviente contra la pared.
Yo sé que mi novia podría hacerlo, pero no es la idea. Para cumplir esa función, mejor me compro los Sexy Girl Door Stopper, unos simpáticos frenos para puertas que pueden inmovilizar a las puertas inquietas.
Lo curioso de estos frenos es que tienen forma de mujer haciendo la clásica posición sexual denominada, en inglés, doggy style. En castellano la conocemos como perrito, pero… ¿no suena más sofisticado en inglés? Es mucho más fino.
Por 13.85 dólares puedes tener una nueva mujer en tu casa. Lo mejor de todo es que no te discutirá, no te peleará y no te mandará. Lo peor, es que tampoco te querrá. Tú decides si quieres o no este invento.
Vía | Nerd Approved